martes, 3 de mayo de 2016

Lo Que Puede Significar La Alquimia 1 / 3

LO QUE PUEDE SIGNIFICAR
LA ALQUIMIA PARA
UN MUNDO EN DECADENCIA

La luna rige el lado oscuro de la vida y es la luz inferior, la luz refleja la energía solar de Dios. En su estado reflejo ejerce enorme control sobre las mareas y sobre el elemento agua.
La luna, el gran satélite giratorio que rige la noche, gobierna, en parte, así, el cuerpo emocional del hombre y puede fácilmente convertirse en su mayor enemigo o en su mejor amigo. Porque, cuando se dominan de la manera correcta, las energías de la luna (estando debajo de sus pies) pueden ayudarlo a alcanzar el control alquímico sobre sus emociones (sobre su energía en movimiento).
Veamos cómo es esto.
La luna refleja el cuerpo de la Tierra. Cuando tratamos con la luna, entonces, tratamos con la luz refleja del sol. Cuando el cuerpo astral está bajo el dominio del Cristo, su poder se vuelve ilimitado. Cuando sus energías purificadas son magnificadas a su vez por la luna, que es más que un reflector gigante, su poder se multiplica en proporción casi infinita. 
Pero hasta el momento que la conciencia de las masas no esté regida por la luz del sol, en vez de estar regida por la noche, la luna reflejará los efluvios astrales del planeta. Los hombres seguirán siendo, así, víctimas de sus propias creaciones erróneas, y en mucho mayor grado durante el ciclo de la luna llena.
Ahora bien, el alquimista utiliza su conciencia purificada como un reflector de las energías solares de manera muy semejante a como la luna refleja la luz del sol. Las aguas de su mente reflejan la luz del día y de la noche, tal como las aguas del mar reflejan el sendero dorado tanto del sol como de la luna. Pero la Conciencia Crística, el prisma de pureza como el “mar de vidrio”, filtra las impurezas de la luna, tal como refracta la luz del sol.
Siendo toda energía de Dios, las energías calificadas para el mal por lo humano, y que la luna refleja (que se envían de regreso a la Tierra, de donde proceden, siguiendo la ley kármica), pueden ser liberadas de las imposiciones de la mente carnal por el proceso de transmutación. Pueden entonces ser utilizadas para crear, en la tradición del Gran Alquimista, obras de arte más perfectas hasta que las matrices celestiales transformen las matrices terrenales y la luna se convierta en un orbe dorado de extraordinario poder.
La mayoría de vosotros sabéis demasiado bien que cuando vuestras emociones se ven perturbadas por condiciones externas, sentimientos o conceptos, hay un momento en que todavía podéis arrebatarle el control de vuestras energías a vuestro propio cuerpo emocional. Subsecuentemente, si a estas energías se les permite continuar en su arrebato, sin freno, ese momento de control se pierde; y entonces es fácil que la gente haga, piense o diga lo que algún día lamentará.
A la inversa, la mayoría de vosotros se da cuenta del gran gozo y paz que ha descendido sobre vuestra alma cuando habéis sido capaces de realizar algo por alguien. Esto sucede porque, en lo profundo de vuestro ser, existe el deseo amoroso de servir a vuestros semejantes.
Este deseo es lo que instigó el descenso de Cristo, el sol de David, en su papel de antiguo Mesías. El rey pastor, un hombre que seguía al propio corazón de Dios, comulgaba con Dios y se preparó para un mayor servicio mientras atendía a sus ovejas. En ningún lugar fue más visible el lustre de su alma que en la belleza de sus meditaciones sobre el Espíritu del SEÑOR registradas en el libro de los Santos.

Lo Que Puede Significar La Alquimia 2 / 3

Una de las maneras más diestras en que el cansado hombre de negocios o el ejecutivo, la madre o la esposa frustrada, el hombre o la mujer jóvenes confundidos pueden encontrar integración e integridad para sí mismos, es desarrollando la disciplina de ser capaces de dirigir sus emociones para que sean lo que ellos quieren que sean. Semejante disciplina cambiará completamente su aspecto, porque entonces harán frente a la vida con gozosa expectación, no con insatisfacción.
Por ejemplo, si es Amor por alguien lo que deseáis expresar, cuidaos de ese Amor que es egoísta, que exige al ser amado las expectativas de vuestra propia mente y vuestro propio corazón sin entender la prodigalidad del Amor. Para amar como Dios ama, primero tenéis que dar libertad a todas las partes de la vida, incluyéndoos a vosotros mismos y luego colocar vuestra confianza, como un pajarillo que anida, en el corazón de Dios, en el corazón de la bondad y la misericordia.
Habiendo dado todo, recibiréis entonces los dones de Dios más gozosos, eternos, que hayáis imaginado –y algunos mucho más allá de lo que podéis imaginar. Éstos no vendrán sólo a través del cáliz de vuestro propio corazón, sino también a través del corazón de vuestros semejantes. Si, pues, deseáis amar verdaderamente, debéis aprender a disciplinar las emociones inferiores: egoísmo, envidia, celos, resentimientos, testarudez e ingratitud.
Instamos, por ello, en este punto de nuestros estudios alquímicos, a meditar en el control de las emociones, pues las emociones van a desempeñar un papel muy importante en la acción de la nube creadora, que ahora estamos considerando y a partir de la cual estamos operando.
La única forma de ser verdaderamente feliz es darse totalmente al universo ya  Dios, estando al mismo tiempo conscientes de nuestro propio Yo Real, y esperándolo como regalo de retribución de Dios. Uno de los mayores peligros en la búsqueda religiosa se presenta cuando los hombres se entregan a Dios creyendo que es todo lo que hay que hacer. No habiendo comprendido la responsabilidad del libre albedrío, desempeñaron el papel del bobo confundido. Al carecer de voluntad propia, van de aquí para allá, por donde sopla el viento, obsesionados con lo que llamaremos la ley de la incertidumbre. “Porque si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se apercibirá a la batalla?”.
Es necesario que los hombres comprendan que, aunque su entrega a Dios sea completa, después de la entrega tienen que esperar el fíat del don pronunciado por la Presencia Divina como la reformulación de la bendición dada por Dios al nacimiento de Su progenie: “Tú eres mi Hijo amado; hoy yo te he entregado”.
Esto tiene lugar como uno ha entregado el control de sus cuatro cuerpos inferiores a su Yo Crístico, permitiendo así a su Yo Verdadero, el Cristo, obedecer el fíat “¡Señoread la Tierra!” –siendo la Tierra aquí nuestro propio reino de escabel, los cuatro cuerpos inferiores.
Recordad que aun Jesús el Cristo llegó al momento de la unción.
El Espíritu Santo descendió y la voz de Dios renovó el antiguo pacto “Éste es mi hijo amado, en el cual me complazco”. Este es el eterno fíat de la creación, pronunciando desde ña fundación del mundo, que reconsagra al alma que ha prometido renovar, en servicio, el voto que pronunció en niveles internos de hacer la voluntad de Dios.
Por consiguiente, cuando el derecho del hombre de fungir como hijo de Dios se restablece, el momento de creatividad nace, puesto que una vez más ha reconocido el poder del Amor de Dios para perdonar sus pecados (de hacer a un lado su karma hasta el momento en que haya adquirido la suficiente maestría de sí para erguirse, enfrentar y conquistar sus creaciones humanas). Ahora el vínculo de la vida dentro de sí lo une con los más elevados propósitos de la alquimia, y esto, mirad bien, sin despojarlo de su verdadera identidad.
¿Qué provecho saca un hombre si se gana el mundo entero gracias al uso de la alquimia pero pierde su alma?
Pedimos a los estudiantes que comprendan que alcanzar el control del alma (de las energías que componen el propio patrón de identidad), es una de las funciones más esenciales de la alquimia, y que este control se alcanza por la renuncia y la humildad. Cuando el Cristo entró en la Ciudad Sagrada montando en “una mula, el potrillo de un asno”, como mencionamos en nuestra lección anterior, su aspecto era de entera humildad; y, sin embargo, Dios y el hombre lo habían coronado con los más altos honores.

Lo Que Puede Significar La Alquimia 3 / 3

De manera que es esencial que desarrollemos en los estudiantes esas mismas cualidades crísticas que los convertirán en pilares del templo de Dios, que no pueden ser movidos por las emociones humanas, cualquiera que sea su apariencia: crítica, condena, juicio, autocompasión, murmuraciones, traición, tiranía o falsedad humana.
El alquimista debe ser indiferente a toda conducta humana, aunque no desapercibido del pensamiento mundano al extremo que le haga al tonto. Para él el cumplimiento del fíat “¡Sed prudente como serpiente y sencillos como palomas”! es la orden de cada día.
Pero nos preocupan los soportes de la misión, y la misión es libertad para todos. Si queremos que la libertad sea la alegría de todos, entonces debemos dar libertad a todos, porque entonces nadie puede apartar la libertad de nosotros. Es, por lo tanto, a las pasiones de la libertad a las que debemos dedicar nuestros experimentos alquímicos. Debemos elevarnos al control emocional; porque cuando Dios dijo: “¡Señoread la Tierra!”, se refería al dominio individual de las propias energías, de la propia conciencia y los propios cuatro cuerpos inferiores.
El dominio colectivo tiene lugar cuando el espíritu participativo de grupo, de nación, de planeta –reconociendo todo lo que ha recibido de la vida—gozosamente se ofrece y ofrece todo lo que ha recibido del Gran Espíritu de la vida. En ese punto, el hombre individual y el hombre unidad colectiva sopesan el enriquecimiento del Yo Real y la verdadera identidad mística del grupo a través del incremento de los talentos individuales. Estos dones de Dios, cuando se multiplican, son como estrellas en el firmamento del ser que refulgen en el diseño grandioso del destino universal.
Cuando el hombre se vuelve uno con Dios, se da cuenta de que verdaderamente es Dios. Esto no es blasfemia, sino el fruto de la entrega total. El regalo de retribución de la propia identidad de la Vida, cuando Dios se da a Su hijo, es mucho mayor que el sacrificio de la mortalidad dejado en prenda en el altar por el hijo amado. No obstante, es típico de la Deidad ser el Gran Dador y precipitar así la más elevada manifestación alquímica: el prisma de la Conciencia Crística. Éste debe ser, y es siempre, la recompensa por la renuncia a los errores humanos y la plena realización de la vida divina en todo hombre.
La naturaleza toda se estremece entonces dentro del cáliz de la mente crística. El corazón del Cristo desborda esencia creadora, que derrama la experiencia unificadora que lo identifica con la vida, a él con el alquimista y al alquimista con él. ¿Quién puede hacer mal o destruir en quienquiera que sea mi santo monte?
¿Quién puede asistir en quienquiera que sea al santo monte de Dios? ¡Caray, todos los átomos y todos los electrones se abalanzan hacia Dios!
“Y una nube lo recibió y le quitó de sus ojos…varones galileos, ¿por qué estáis mirando hacia el cielo? Este mismo Jesús que ha sido tomado desde vosotros arriba en el cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.”
La Segunda Venida de Cristo es anticipada por el cumplimiento de la profecía: “El uno será tomado, el otro será dejado”.
Porque cuando uno es tomado y el otro dejado significa que el mundo todavía se halla en la maldad y que sólo los pocos han aceptado el reino. Pero cuando la Segunda Venida del Cristo llegue a un mundo acelerado, será porque la naturaleza de lo Divino ha llegado a comprenderse como un don invaluable de libertad para todo hombre.
Cuando este milagro del Amor Crístico se produzca en el mundo, será porque los estudiantes de alquimia –ya se les conozca con ese nombre o con cualquier otro, ya sea en las iglesias o fuera de ellas, en verdad ya sea dentro de cuerpo o fuera del cuerpo—están expresando universalmente el resplandor del diseño crístico.
Bañadas de los fuegos del espíritu Santo, su mente se convertirá entonces en un reactor kósmico, en una hornaza central de ideas universales para la liberación y para la ruptura de las cadenas de esclavitud forjadas por una humanidad recalcitrante.
Revelamos ahora, en esta octava lección, lo que alquimia puede significar para un mundo en decadencia, lo que puede significar para los cautivos esclavos de los sentidos, lo que puede significar para el yo circundado de confusión y caos cuando se convierte en una muestra ordenada, llena de propósitos, de la gracia universal que se expresa a través del campo energético de la identidad individual del hombre.
¿Veis ahora por qué El Morya, la Madre María y todos los Maestros Ascendidos están ofreciendo sus energías generosamente en bien de la humanidad? ¿Veis por qué la nube creadora invocada por nosotros, literalmente una nube individualizada de testigos durante el día y un pilar de fuego por la noche, permite al hombre comprender que el crisol de la identidad, aunque al principio no sea más que un tubo de ensayo experimental, puede convertirse en un radiante altar de la Realidad?

Fielmente, YO SOY
Saint Germain.