Alianza Espiritual
El alquimista principiante apenas se da cuenta de la necesidad de una alianza Espiritual. Si los hombres tienen una posición crítica ante la aparición de los aspectos antagonistas en la empresa Espiritual, tales como las disputas entre hermanos, sus actitudes impías, sus críticas, condena y juicio mutuos, que sepan que lo que es abajo no es el producto de lo que es Arriba, sino que queda como una porción de la creación humana que no forma parte real de Dios.
Así pues, a lo que deseamos dirigir vuestra atención es a la hermandad Espiritual genuina, porque el alquimista que sólo busca su propio desarrollo nunca podrá manifestar más que un potencial relativamente débil. Los que forman alianza con la Hermandad de la Luz no están utilizando el poder funcional del Gran Alquimista como un poderoso océano que pasara a través de un estrecho grifo, sino como el gran océano que estalla en la perfección de sí mismo. Así, en todo genuino esforzarse, la mano, consciente de la cabeza, bendice los pies que marchan progresivamente hacia una meta señalada.
La libertad es, pues, un nombre y un juego, pero las apuestas son muy altas. El Gran Alquimista exige obediencia absoluta de todos los discípulos y de todos los que quieran practicar el juego del llegar a ser triunfante.
El hombre es una criatura limitada. Es limitado por las alianzas equívocas que ha realizado, con frecuencia en la ignorancia. Por consiguiente, debemos comenzar por volver literalmente al revés la existencia del hombre, lo de abajo hacia arriba y lo de adentro hacia afuera. Tenemos que rastrear las triquiñuelas que el yo finito ha empleado para mantener su soberanía sobre la vida de otros, porque es el sentido de lucha el que de hecho ha creado una lucha en la vida de incontables millones de personas.
Pero cuando se despojen de ese sentido, cuando perciban que el universo es un armonioso colaborar de la luz que sirve a la luz, se apresurarán a ocuparse de los asuntos del Padre: a transmutar la mortaja que cubre la Tierra, la mortaja compuesta de los elementos de la propia locura y los patrones emocionales destructores de los hombres.
El fuego sagrado se ha distorsionado con el uso indebido del sexo; la música sacra ha sido malograda por la introducción de los ritmos del astral y el vudú. Las nuevas moralidades de los individuos deben ser tomadas como lo que son: sencillamente, las viejas y sórdidas maquinaciones de Sodoma y Gomorra que han vuelto a aparecer en escena. A los niños se les enseña a rendir homenaje a personalidades y por ello siguen a los ídolos rocanroleros que son, a su vez, víctimas de los demonios de la oscuridad. Los ruidos brutales de estos abigarrados gaiteros destrozan las delicadas sensibilidades del alma y destruyen la maquinaria electrónica interna que permitiría a los jóvenes sintonizarse con el Espíritu de Dios y descifrar las lenguas de los ángeles.
El juego consiste ahora en atraer a los jóvenes a un espíritu de rebelión antes aún de que tengan la oportunidad de desarrollar un conocimiento correcto de la vida y de su destino como herederos de Dios. No puedo honestamente decir, empero, que sus mayores los han superado en virtud, ni encuentro que el poder del ejemplo se haya difundido en el mundo como debería.
El antiguo proverbio: “Instruye al niño en la manera en que debe conducirse, y aun cuando fuere viejo, no se apartará de ella”, ha dejado de proferirse durante muchas generaciones. Más no debemos destruir el cimiento de esperanza en el mundo porque, aunque ha habido fallas, también ha habido numerosos triunfos, muchos de ellos no narrados en los anales de la raza.
Y así, en tanto que sí desaprobamos por cierto y con razón la creciente falta de moralidad de los hombres, su espíritu licencioso y la lucha por la expresión del ego; y en tanto que sí desaprobamos el derrocamiento violento e indiscriminado de instituciones y normas sostenidas por largo tiempo por la Hermandad como lineamientos para la resolución de desequilibrios kármicos, también admitimos que una enorme cantidad de la energía de Dios ha sido negativamente matizada durante esta era y eras pasadas. Por lo tanto, las tendencias a matizar negativamente la energía deben ser desafiadas al mismo tiempo que son consideradas como factores kármicos por aquellos que están decididos a acabar con la densidad del hombre y atraer a la manifestación el reino desde hace tanto esperado.
¿Han fracasado los hombres en el pasado? Entonces el registro de ese fracaso es un imán que los atrae hacia abajo, así que deben encenderse poderosas fuerzas que lo contrarresten. Es imperativo que el poder del cielo vuelva a aparejarse y que los hombres se vuelvan de la oscuridad a la luz.
Hay, pues, un propósito para la alquimia Espiritual. Pero antes de entrar en ella lo suficiente como para que podáis atraer grandes cantidades de energía kósmica y aprendáis cómo dotar a esta energía debidamente, debo señalar la importancia de este estudio para la era actual.
Las energías destructoras que se derramaron a través de los Beatles y entraron en la mente subconsciente de los jóvenes, por populares que fueran en el mundo de la forma, van gradualmente abriéndose camino a la superficie y revelando sus colores verdaderos y sus orígenes satánicos. Estas emanaciones profanas han llevado a muchas almas jóvenes a la creencia errónea de que el ingerir drogas, la práctica de la brujería y el sexo ilícito les pueden aportar la liberación de toda limitación impuesta. En vez de ello, tales excesos las han mantenido esclavizadas a las legiones de la oscuridad.
¿No sería, entonces, de mayor valor y virtud que se permitiera al poder resurgente de la regeneración emerger a través de muchos corazones como un gran flujo kósmico? El movimiento hacia delante de este flujo es capaz de engendrar en los hombres un espíritu de aceptación voluntaria de la belleza kósmica, que a su vez aporta la esperanza floreciente en la juventud: esperanza de una mayor medida de satisfacción interna, esperanza de una mayor medida de sintonización con las realidades del universo. Las mareas de la realidad se derraman continuamente de un lado al otro del kósmos, las perciba el hombre o no.
Las certezas de la vida son con frecuencia desconocidas por los jóvenes de corazón que, al ser arrastrados por la marea de los acontecimientos humanos, rara vez son capaces de abarcar esos acontecimientos con la pertinencia que daría mayor significado a su vida.
Aconsejo por eso a todos que rehuyan el mal y la oscuridad que entran en el campo de la fuerza de los cuatro cuerpos inferiores cuando se pone la atención en el sonido discordante del jazz moderno. Aconsejo a todos los que en verdad aspiran a ser alquimistas del Espíritu que busquen la música clásica de los más grandes compositores del mundo: Beethoven, Bach, Chopín, Hayn, Handel, Wagner, Liszt, Mozart, Mendelssohn, Mahler y muchos otros que han sido comisionados por la Hermandad para traer la música de las esferas.
Aconsejo a todos que aprendan a buscar en la meditación aquellas cúspides de elevación kósmica que les permitan entender e interpretar el lenguaje de los ángeles. Aconsejo a todos que se tomen el tiempo para aprender lo que es real y para desarrollar las pasiones del Amor genuino hacia la humanidad. Pero no dejéis que estas pasiones tomen la forma de la mera devoción a los esfuerzos comunales o a levantar un segmento de la vida a un estadio más avanzado de desarrollo económico; más bien que tomen la forma de levantar a los hombres a nuevos niveles de apreciación Espiritual de su propio potencial divino como hijos de Dios.
Sólo con esta forma de devoción podrá su corazón, tocado por las manos del Creador Infinito, imbuirse de una realidad y un Amor tales que se moverán con precisión para ejecutar la voluntad divina. Así contemplarán los hombres los trabajos de una Providencia que por tanto tiempo ha anhelado encontrar mayor expresión en los asuntos de los mortales, para que dichos asuntos puedan llegar a ser en verdad guiados por el poder de la Vida desde lo alto.
Entonces morará la libertad en la vida de los hombres. Entonces elevará a los hombres la libertad con dignidad a un estado en el que podrán tener a la vista, con el poder creador del Espíritu, una edad dorada que trascenderá la era de Pericles y toda otra edad dorada que la Tierra haya conocido jamás. Esto ocurrirá con el establecimiento de una fuente de llama viva de poder, de sabiduría y de Amor.
Esa fuente inundará el alma de los hombres y empapará sus vestiduras de tanta esencia de libertad, que llegarán a percibir la alquimia Espiritual como el medio para cualquier fin kósmico. Y la gloria de la llama trina, que ahora saturará su conciencia con un brillo ardiente, evocará una respuesta igual en el propio corazón de Dios.
El vínculo que así se establezca entre la Tierra y el Cielo levantará esta estrella a una posición de mayor brillo que la Estrella de Oriente que anunció la llegada del Maestro Jesús hace dos mil años, pues esta luz va a simbolizar la victoria de la conciencia crística no sólo en un Hijo de Dios, sino en todo el género humano.
Yo soy el exponente de la libertad para esta era y al revelar estos hechos sobre la ciencia de la alquimia, no puedo dejar de expresar estos sentimientos por ser pertinentes para las luchas de los tiempos. ¿Están los hombres llenos de idealismo? Que vuelvan ese idealismo hacia la Luz, donde las ideas divinas fluyen desde una fuente central de llama viva. Que allí enciendan y reenciendan las antorchas del ser, y que los fuegos de su mente se saturen de nueva esperanza para una nueva era nacida del Espíritu.
Nunca se pretendió que la vida fuera un pozo negro de derrota, sino un pilar de victoria cuya corona de laurel habla de abundancia viva. Floreciendo dentro del alma, esa abundancia trasciende la habitación solitaria del yo para salir a los más amplios dominios del universo.
La conciencia de los Maestros Ascendidos es un poder vital que asistirá al devoto en el despliegue de una actividad más que ordinaria de servicio y de renovación genuinos. Porque nos ocupamos del asunto del Padre de renovar la conciencia de los hombres: no colocando viejos parches sobre viejos parches, sino renovando toda la vestidura de la conciencia.
Al prepararnos, entonces, para hacer que el aspirante a alquimista sea más eficiente en la realización de la voluntad del Padre y en promover el valor de la libertad, declaramos a todos los hombres: El Señor es vuestro pastor. Nada os faltará si entendéis que Él anhela guiaros correctamente, si tan sólo queréis comprender que, en tanto que el mal no tiene existencia real, su velo tenebroso ha sido, por los siglos, el medio de atar al hombre a la tierra. Y veréis que al cortar los lazos del mal y al reconocer el poder del Bien ya no colaréis el mosquito y tragaréis el camello, sino que entraréis derecho a la Ciudad de Dios, a la conciencia que trasciende el mundo y sus opciones al reconocer las opciones Espirituales que yacen como un regalo en vuestras manos.
El hombre es el Alquimista Divino en forma física. En su mano derecha palpita el don de la vida. Es la pulsación del esfuerzo kósmico. Si no reconoce el don, el hombre se esfuma como el vapor del cristal. Si lo reconoce, el hálito kósmico fortalece la manifestación del ser hasta que la muerte es absorbida en la victoria y la Vida se yergue, trascendente y espléndida, a la vista de todos.
Hacia adelante nos desplazamos progresivamente, hacia la libertad de acción.
YO SOY, Saint Germain.
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