domingo, 24 de abril de 2016

LA ANSIEDAD Y EL SÍNDROME DE LA ANSIEDAD 1 DE 2*

LA ANSIEDAD Y EL
SÍNDROME DE LA ANSIEDAD
Para esta lección permitiremos a los estudiantes que experimenten con la creación de la nube y adquieran maestría en ella, mientras nos apartamos del tema por un momento para analizar uno de los principales impedimentos para el éxito en la alquimia, me refiero a la ansiedad y al síndrome de la ansiedad.
Por extraño que parezca, la mayoría de las manifestaciones negativas provienen de la ansiedad, incluyendo el horrible pecado del masoquismo. Puesto que se acepta generalmente que los hombres tienen el deseo de ser felices y que tienen el derecho de buscar la felicidad, hacemos  la siguiente pregunta: ¡no sería prudente que los hombres de todas las sendas de la vida trabajaran por la curación de aquellas condiciones que ellos mismos se buscan por sus ansiedades infructuosas?
Admitimos que hay preocupaciones legítimas y que hombres y mujeres deberían tomar precauciones razonables para su futuro y para las eventualidades que por experiencia personal saben que podrían surgir. Pero es tan necesario que se vuelvan temerosos respecto a la vida en general, o aun a la vida en particular, al grado que sus temores desequilibren sus pensamientos, sus emociones y su psique entera.
(1-Masoquismo Saint Germain emplea este término en sentido amplio: “el placer de ser maltratado o dominado”)
La ansiedad es el gran viaje de la vida. Desvía las perspectivas sin producir ningún beneficio perceptible en absoluto. La ansiedad es la causa de la tendencia de la gente a acumular bienes de este mundo. Cual frenéticas ardillas, apilan su provisión de nueces para el invierno. Acumulan un exceso de todo artículo imaginable y se privan de la felicidad por preocupaciones injustificables e innecesarias y agotadoras preparaciones para cualquier eventualidad.
No esperamos que los estudiantes dejen de ser previsores, pero tampoco esperamos que se dejen atrapar indebidamente en la anticipación de un desastre que nunca llega. La ansiedad es un síntoma de inseguridad; procede de la noción incorrecta que el hombre tiene de sí mismo y de su falta de perspectiva. Mucha gente se siente insatisfecha, no amada, no deseada, y no está segura de qué es exactamente lo que debería estar haciendo con su vida. Sus incertidumbres en condiciones adversas se convierten fácilmente en estados mentales y emocionales de depresión que rayan  en el menosprecio extremo de sí misma.
Considerando estos hechos y teniendo plenamente presente el poder de la energía creadora, hemos decido que, antes de profundizar más en nuestro estudio de la alquimia, abogaremos por una catarsis total, mental, emocional y aun física, para todos nuestros estudiantes. Con ello alcanzaremos una purificación de la conciencia y del ser del hombre: un vaciamiento, si queréis, de las condiciones de inestabilidad, para que nuestra creación alquímica pueda tener lugar en las condiciones más estériles y clínicas posibles.
Y es que es tan fácil que un ingrediente negativo se cuele en nuestras fórmulas, que debemos tomar todas las precauciones posibles antes de empezar  nuestros experimentos. Sin habernos expurgado primero de todas las características indeseables, nos encontraríamos, con el mejor de los motivos, amplificando  lo negativo en nosotros en vez de lo positivo si prosiguiéramos haciendo uso del maravilloso poder de la alquimia.
Éste es uno de los problemas que surgen entre los que siguen a las supuestas escuelas de misterios donde se sirve al ego en un nivel personal en vez de disciplinarlo en un nivel impersonal. A medida que estos estudiantes van desarrollando “poder del alma”, es inevitable que amplifiquen sus moméntum negativo al mismo tiempo que las grandes cualidades positivas que aspiran a manifestar. Pues cualquier cosa que esté en su mundo cuando entran en contacto directo con el fuego sagrado debe expandirse a la vez que su conciencia total se expande.
En algunos casos las cosas negativas anulan por completo las positivas; y muchas veces, debido a afinidades terrenas, el que auge adicional de poder que surge como resultado de la experimentación hará un imán de las cosas negativas de la persona aun cuando ésta esté completamente entregada a la búsqueda divina. Así, sus propios moméntum negativos, escondidos en los rincones de la mente subconsciente, atraerán hacía ella más de su especie de los pensamientos y sentimientos de los demás. Este fenómeno constituye con frecuencia la causa subyacente de la inarmonía en los grupos religiosos.
Ahora bien, nosotros deseamos de veras que el cuerpo de Dios en la Tierra esté prevenido acerca de estas situaciones, pues a no ser que las fuerzas  disuasivas implantadas en la psique del hombre sean sometidas al poder de la gracia divina y vaciadas de su contenido (esto es, de las energías mal calificadas que sustentan su forma), estarán al acecho rondando como espectros y esperando devorar la simiente de toda actividad benigna y convertir, literalmente, la luz del hombre en oscuridad.
Nosotros deseamos lo opuesto. Nosotros deseamos crear en la vida de los aspirantes a alquimistas los efectos transmutadores que le permitan, a través de la percepción y a través de la dedicación al Espíritu del Cristo de la armonía viviente, manifestar todas las cosas buenas bajo control divino. Así llenará la gracia divina el templo de la mente y el corazón del alquimista y lo convertirá en un verdadero hacedor de milagros para Dios.
Cuántas veces hemos visto la preocupación por los semejantes tomar forma en la conciencia del estudiante. Cuando contempla la situación mundial o los problemas de su propia familia, a menudo casi le obsesiona el deseo de producir milagro de reservar gracia para aquellos a los que ama, así como para los necesitados en el mundo que lo rodea. Tan fuerte se vuelve este deseo, que su amor fraternal es muchas veces la motivación central que está detrás de su búsqueda de mayor espiritualidad y autorrealización.}no nos corresponde desalentar  a los que desean servir, sino ayudarlos a que realicen sus objetivos en paz y en honor. Por consiguiente, “reparad los lirios del campo…no trabajan, ni hilan; más os digo que ni aun Salomón con toda su gloria fue vestido así como uno de ellos”. La solicitud de Dios por los pájaros del aire, la gran abundancia manifiesta en la naturaleza y en los “lirios del campo”, muestra el valor supremo que Dios da a cada una de Sus criaturas. Volvámonos a Él, pues, para que nos enseñe a hacer frente a las necesidades de nuestros hermanos aquí abajo.
La ansiedad procede de una falta de fe en los objetivos últimos de la vida. Las experiencias difíciles de la vida por las que muchos han pasado durante la infancia y en años posteriores, creando tensión y tirantez y produciendo el fruto de la amargura, han impedido que desarrollen aquel espíritu refinado que les permitiría desprenderse de sus ansiedades.
En realidad las lecciones que Jesús enseñó sobre la solicitud vigilante del Padre para que el hombre y la naturaleza, deberían dar a todos la comprensión que sanará su inseguridad, su ansiedad y su dolor personal relativos a la mente y al yo. Esta  curación es efectuada por el resplandor irresistible de la preocupación amorosa de Dios por todos los hombres.
Insto, por lo tanto, a todos los estudiantes a tomar en cuenta la tierna solicitud y la consideración del universo manifiestas en el maravilloso funcionamiento del cuerpo físico cuando no interfieren en él contaminantes humanos. Y los insto a que, durante los próximos días, hagan un intento de salvar la brecha causada por su sensación de separación –separación del individuo de su propia identidad, y por lo tanto, del Eterno.
En Él vivís, os movéis y tenéis vuestra existencia. Sin Él no tenéis vida ni identidad.

LA ANSIEDAD Y EL SÍNDROME DE LA ANSIEDAD 2 DE 2*

Haceos la siguiente pregunta: ¿es prudente que contaminéis la Identidad Divina con las intromisiones de la obstinación y de la autocomplacencia? Haceos esta pregunta: ¿habéis dado realmente al padre una oportunidad, o ha sido el vuestro un intento vacilante, de estira y afloja, de realizar a Dios?
No hay nada complejo acerca del origen del alma y su presente comuniuón con Él. Volverse como niño, entonces, como veremos en nuestra próxima lección, es preparar el camino para la más grande manifestación alquímica.
Ahora bien, la alquimia no es brujería; no es disidencia. Es el ejercicio de un control estable, planeado pro Dios, de la naturaleza, y abarca mucho más de lo que los hombres imaginan. Gracias a la alquimia podéis llegar a despojaros de vuestras ansiedades, pero antes debéis edificar una montaña de fe para contrarrestar los pensamientos negativos del mundo, que son en primera instancia los responsables de los fracasos del hombre.
¿Cómo es esto? Cada vez que los individuos tienen un fracaso y lo lamentan, cada vez que tienen un problema y se afligen, en vez de encomendárselo al padre, cada vez que los individuos se sienten agraviados por sus problemas y no los ven como el retorno de su karma o como una prueba, sino como un acto de la Deidad a la cual desafían, acumulan en sus propios mundos frustración, resentimiento, ansiedad y confusión. Y estos moméntum traen a su propia puerta las condiciones negativas del mundo exterior.
Si alguna vez hubo un enemigo secundario de la ansiedad, ése es la confusión. Ésta, también, puede y debería ser curada por los fuegos de la mente crística. Pues sabemos que la mente crística es serena, y sin embargo, capaz de concentrar las energías ardientes del Creador para derrocar al mal tanto en el yo como en la sociedad.
Pero aclaremos que éste es un fuego cuya quemazón es controlada por la mente. Puede ser despacio o rápido. Puede saltar como tierno venadillo y tomar su libertad, su dominio, su control divino, o bien puede quedarse en el aire como jeroglíficos de llama viva y decir a todos los que quieren impedir la manifestación alquímica: ¡hasta aquí!
Os insto a considerar, pues, las pozas de pensamientos negativos del mundo con vistas a desenredar vuestras energías y vuestras actividades de compromisos con las energías mal calificadas ahí contenidas. Y os insto a tomar la resolución divina de que limpiaréis vuestra conciencia por dentro y por fuera de toda sustancia residual que se encuentra allí como resultado de vuestro contacto con los pozos ciegos de la conciencia humana.
La ansiedad debe desaparecer. Debe ser remplazada por la fe y la confianza solemne en el funcionamiento del plan divino. Yo os digo que saber esto con la certeza ¡es un estado de felicidad! Cuando comencéis a comprender plenamente lo que quiero decir, veréis que el desarrollo de esta confianza en lo real es una de las mejores maneras en que los impedimentos del éxito en la alquimia pueden ser vencidos. De hecho, todos los impedimentos de la vida abundante podrían ser derribados cuando dejéis de luchar “como quien hiere el aire”, como dijo San Pablo alguna vez.
Nacisteis para ganar, y digo esto para contradecir el embuste de que el hombre “nació para perder”. Y estáis dispuestos a hacer la afirmación “el YO SOY en mí nació para vencer” como un acto de fe suprema, ésta superará la conciencia humana de fracaso –lastre mortal de pecado, si alguna vez hubo uno.
No importa qué problemas hayáis enfrentado, pues aun las situaciones más deplorables se rendirán al poderoso campo energético de potencia divina que se levantará por vuestra práctica de la alquimia espiritual. Pero, ¿por qué tendría el hombre que atraer las energías de Dios para la experimentación alquímica y la creación, cuando su propio mundo todavía está lleno de las creaciones contrahechas de la mente colectiva y de la cizaña de su jardín, que van a asfixiar sus esfuerzos ya  destruir el buen fruto también?
No quiero decir que no deberías continuar vuestros experimentos con la nube. Lo que sí quiero decir es que deberíais entender la dualidad de la vida y daros cuenta de que las ansiedades deben desaparecer. Pero para que esto pueda ocurrir debéis tomar la decisión consciente de que así será. Y si así lo hacéis, os prometo que vuestros experimentos no sólo  serán más puros y más exitosos, sino también que producirán felicidad y sus frutos para vosotros y para toda la raza humana.
¡Ah, tenemos tanto aún, pues cada Maestro ama a cada hijo-siervo!

Por la libertad para todos, quedo
Saint Germain.

lunes, 18 de abril de 2016

LA NATURALEZA SE RINDE ANTE LA MENTE I de III Alquimia Saint Germain*

LA NATURALEZA SE RINDE ANTE LA MENTE QUE
ES COMO LA DE UN NIÑO

La clave más importante que podemos entregar al alquimista en esta etapa de su desarrollo, se encuentra en estas palabras de Jesús: “Cualquiera que no recibiese el reino de Dios como un niño, no entrará a él”. Todas las bellezas prístinas de la naturaleza –las luces etéricas cuyo dulce brillo se puede sentir en las facultades Espirituales nacientes de los hijos de Dios—tienen como contenido esencial el dulce anhelo creador de un niño.
No deseo desengañar a la mente de los hijos de los hombres. Que han tenido tan alta opinión de los Maestros del Kósmos, del falso fulgor del que han revestido nuestros cargos al servicio de la Divinidad, casi como si cubrieran de oro el lirio kósmico. Sin embargo, si siento la necesidad de señalar, no sólo por mi propia experiencia, sino también por la experiencia de los que están por encima de mí en la jerarquía, que mientras más alto hemos ido en nuestro contacto con la Deidad más candorosa, más simple, más hermosa ha sido Su representación.
Por consiguiente, concluimos que la inocencia de la Naturaleza misma es acaso la mayor de las claves para su potencial de creaciones maravillosas. Insistimos, entonces, en la necesidad de que los hijos de Dios vacíen su mente de la escoria de las emociones turbulentas que han comprometido sus energías por siglos y que los han mantenido atados a una ronda insensata de confusión y lucha.
La gran barrera para el progreso espiritual ha sido que los hombres confundan la santa inocencia con volverse como niños pequeños y hacer el tonto. Los más altos Maestros son como niños, dulces e inocentes. No obstante, cuando operan en los dominios del mundo, agudizan sus “sentidos mundanos” para pronunciar su juicio sobre los asuntos humanos.
La razón de que introduzca yo el tema de volverse “como niños” en nuestro estudio de alquimia intermedia, es que cada factor del pensamiento y del sentimiento deja su huella en las matrices sensibles de la manifestación alquímica. Así que ningún pensamiento ni sentimiento debe tacharse de irrelevante. Sin titubeos declaro que el más importante de los factores alquímicos para que se manifiesten loa más altos aspectos de la creación es la mente, que es como la del niño: pura y sin mácula.

La Naturaleza se Rinde Ante la Mente...II de III*

La mente infantil es la más grande de las mentes porque su inocencia es su mejor y más segura defensa, porque no está rodeada de conceptos tumultuosos y porque es libre de desarrollar simetría, color, sonido, luz y nuevas ideas. En pocas palabras, es libre para crear; su meta suprema es repartir felicidad en todas sus formas y manifestaciones, manteniendo todo el tiempo la pureza y la inofensiva del niño.
Dejadme decir, sin embargo, que la idea de inofensividad es aplicable sólo al mundo de los seres humanos, pues, ¿cómo es que existe la necesidad de inofensividad si antes no existe la ofensa?
Cuando destruís la ofensa, ya no necesitáis crear inofensividad. En ausencia de ofensa y de inofensividad prevalece la inocencia de la infancia, permitiendo a los hombres comulgar suavemente con la naturaleza y el Dios de la naturaleza.
El vasto drama que custodia el camino del Árbol de la Vida y los secretos alquímicos también surgió de la necesidad. La desobediencia de la ley kósmica por parte de los hombres, sus titubeos en las cosas del espíritu, sus moméntum acumulados de destructividad en la Tierra, han obligado a que se restringieran sus actividades en el cielo.
Entonces, en un sentido muy real, se ha confinado al hombre a la Tierra para elaborar su destino. El Edén, el jardín de Dios, y los secretos de la vida ahí contenidos, se han negado porque no ha querido escuchar el mandato divino: “El día que de él comieres con seguridad morirás”.
Ahora siempre el hombre debe comprender que cuando participa en la conciencia del mal se somete a las leyes de la mortalidad.
Pero Dios siempre ha estado listo para recibirlo una vez más como niño pequeño.
La compasión del Cristo por los que habían perdido su inocencia es patente cuando se lamenta: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedrea a los que son enviados a ti! ¡Cuántas veces quise juntar tus hijos, como las gallinas juntan sus pollos debajo de las alas, y no quisiste!” Por ello venimos ante la corte de la inocencia y abogarnos porque se comuniquen a la humanidad las llamas de pureza, verdad e inocencia kósmica.
Uno de los conceptos erróneos mayores que se han formado en la mente de los hombres, es el que se refiere a la naturaleza de los dominios de lo espiritual. Los hombres piensan o bien que el cielo es distante, insatisfactorio y carente de las alegrías de este mundo, o bien imaginan que es la meta última: la recompensa para los fieles y su solaz de las opresiones de un mundo de pecado, un lugar donde no tendrán ya nada que hacer y donde todo progreso cesará.
En ambos casos, la falacia está en pensar que el futuro traerá al hombre algo a lo que no tiene alcance hoy. La vida es abundante: aquí, ahora y siempre. Dondequiera que estéis; lo único que se necesita es recurrir a ella.
Permítaseme decir, pues, que he caminado y conversado con los dioses más viejos de la raza. He conocido a los más grandes Maestros interplanetarios, seres kósmicos y angelicales. He asistido a ceremonias en las grandes salas de los retiros y recorrido las avenidas del Kósmos. En pocas palabras, he tenido las experiencias más maravillosas desde mi ascensión y conservo aún el recuerdo de todas mis experiencias terrenas anteriores a mi ascensión.
Pero ninguna de ellas –ni aun las más elevadas—es digna de compararse con las experiencias que he tenido en la mente del Niño Hombre Divino. El alquimista debe, pues, darse cuenta de que ni el Cielo ni la Tierra le pueden dar lo que todavía no ha encontrado dentro de sí.

La Naturaleza se Rinde Ante la Mente...III de III*

En verdad, “cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han entrado en el corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para aquellos que Le aman”. ¡Qué lástima que no haya más hombres que puedan despojarse de ese falso sentido del bien lejano y futuro! Los secretos de la vida han de encontrarse aquí abajo como arriba. El transformar los metales básicos en oro sólo producirá belleza y riqueza terrena.
Pero el transformar la naturaleza baja del hombre en el oro refinado del Espíritu le permitirá, no sólo conquistar el mundo del espíritu, sino también asumir el dominio sobre el mundo material.
Si toda potestad me sedada en el cielo y en la tierra, entonces yo puedo darla a quienquiera que yo desee. Mas, ¿la daría yo a quienes abusarían de ella y la utilizarían mal en perjuicio y agravio de sus hermanos?
¿Por qué fue colocada una espada encendida al oriente del Edén?
¿Por qué fue interrumpida la continuidad de la existencia por la muerte? ¿Por qué enfermedad, guerras y brutalidad han pasado al primer plano y se han apoderado de la conciencia humana? ¿Por qué se ha prolongado la ira? ¿No es acaso porque la gente ha tenido miedo de la pérdida del respeto propio, de la pérdida de la individualidad, de la pérdida de la relatividad? En realidad, ¿qué tiene que perder? Nada, más que sus miedos; nada, más que sus cosas negativas.
Porque lo que está ligado a la realidad no se puede perder.
Que aprendan los hombres a despojarse completamente de sus apegos en la Tierra; así empezarán a  entrar en la mente como la del niño y en el espíritu de la inocencia creadora. Los más grandes ángeles que custodian el camino del Árbol de la Vida no pueden negar la entrada al Edén a los que se han unido de nuevo con la mente totalmente inocente de Dios. ¿Cómo podrían negársela, entonces, al Alquimista Divino en el hombre que, en honor, se estira para tomar el fruto del Árbol de la Vida y vivir en verdad eternamente?
El significado de esta alegoría es bastante sencillo. Mientras el hombre viva según la “tierra, terreno”, según  los conceptos de “la carne y la sangre”, no puede heredar el reino de los cielos, no puede sostener la conciencia celestial. Pero cuando con inocencia candorosa entra en el reino de lo divino, encuentra que todo el Universo es suyo –porque ahora pertenece a todo el Universo.
Esta dulce entrega a las poderosas corrientes de la ley kósmica y de la pureza le muestra la necesidad de transferir, de las octavas superiores de la luz a las ramificaciones inferiores del yo, el poder y la gloria, la victoria y la superación, la transmisión y la transmutación.
Debe el hombre despojarse del oropel y el encanto y remplazarlos por luz y pureza y hacer bien todas las cosas. Debe aspirar al espíritu de excelencia; debe olvidar las limitaciones y todas las cosas que quedaron atrás. Debe tener fe en lo que todavía no ve y saber que la Naturaleza misma guarda una cornucopia de belleza y luz que esperan ser derramadas sobre él, cuando se pronuncie la palabra mágica.
¡Cuán bella es, así, la nube la nube de testigo! Pero ¡cuán importantes son las inofensividad y la simplicidad! ¡Cuán sobresaliente es la fe! ¡Cuán suave! Dulce, y sin embargo, poderosa es la fe que mueve montañas.
Debido a que aproximamos a tiempos de mayores descubrimientos, he preparado cuidadosamente la mente y la conciencia de los estudiantes para las más bellas experiencias del mundo, pero no las he mantenido confinadas al dominio de la vida temporal. Estoy creando dentro de vosotros estados de percepción interna que os ayudarán a avanzar espiritualmente, con la cual, aun si el cuerpo fuera despojado, la mente del Espíritu Santo fluirá a través de vosotros y os mostrará el camino del Cristo, el camino del Ayudante, el camino de la inocencia y el camino de la felicidad.
Los hombres están aburridos, frustrados. Son ásperos. A través de lo que llamaríais la “excitación” de la vida, han aceptado la falsedad creada, difundida y popularizada como sofisticación mundana por las potencias de la oscuridad; todo esto es la antítesis de la conciencia infantil. “Vosotros sois la sal de la Tierra: y si la sal perdiere su sabor, ¿con qué será salada?” Reiteramos la declaración del Maestros porque recuerda que el condimento esencial de vivir está en cultivar el sentido interno de la belleza y la realidad.
Aquellos que recibís de Dios no se le niega a nadie; los hombres se lo niegan a sí mismos en su ignorancia. Todos tenemos la responsabilidad de alentar a la luz para que se expanda en toda persona, pero cada cual tiene que abrir puerta por sí solo. Cada cual debe llegar a darse cuenta de que el Redentor Divino es el Creador Divino, y de que, desde que el hombre descendió a las octavas inferiores de la conciencia humana, el Señor de la Luz ha seguido manando su resplandor por doquier.
Está al alcance, pero oculto.
Es real, pero lo cubre de irrealidades la mente de los hombres y sus experiencias de vida
Él es luz, a veces tapada por la curiosidad de las equívocas calificaciones.
Es el Gran Proveedor de toda cosa buena y perfecta.
Él combina el verde vástago y la cristalina nieve.
Él combina lo etéreo en el firmamento, reluciente de encendido sol el centro solar.
Su amante corazón invita a todos entrar:
“Cúbrete, hijo precioso, de vestidos de maestría, modesto y sereno.
Para el dominio no es menester la jactancia, más el dominio debe exhibir toda gracia necesaria para ayudar al mundo a mantener el paso con las legiones kósmicas al arrostrar los momentos del fin de un tiempo.
Juventud y luz aparecen cuando se hace frente a la elección del tiempo.
Arroja, pues, todos tus temores y resplandece, como los fuegos eternos de a juvenil inocencia kósmica”.
Al borde del descubrimiento, quedamos vuestros fieles instructores de la luz y al alquimia divina.

Saint Germain.